Esa porosa realidad llamada yo

“No puedo sin la vida vivir, sin el hombre ser hombre” dice Neruda. Necesitamos desesperadamente de los demás. Somos seres básicamente indigentes. Los demás nos nutren, nos llenan y nos plenifican. Los demás, también, nos contaminan, dañan, hieren.
De vez en cuando es necesario retirarnos a la soledad de nuestro ser para purificarnos de aquellas influencias negativas que viven en nosotros. Es la única forma de ganar autenticidad, la que no se consigue construyendo un ser aislado, sino expulsando a esos pequeños tiranos que se alojan en el corazón.
Es que somos seres porosos, al acecho de voces foráneas. Tenemos que conquistar un espacio interior de libertad. Como un pintor, usamos colores prestados, pero somos libres para combinarlos y para crear algo nuevo. En ese proceso creativo, constante, tenemos que abandonar aquellos colores que se han adherido a nuestra tela hiriéndonos y conseguir otros tonos que les den más armonía y vida a nuestro ser.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home